Philip Roth ya es Príncipe (y así lo vió Cheever)

PHILIP ROTH Premio Príncipe de Asturias de las Letras
6 de junio de 2012

Reunido en Oviedo el Jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2012, integrado por D. Luis María Anson Oliart, D. J. J. Armas Marcelo, D. Xuan Bello Fernández, D.ª Blanca Berasátegui Garaizábal, D.ª Amelia Castilla Alcolado, D. Juan Cruz Ruiz, D. José Luis García Martín, D. Álex Grijelmo García, D. Manuel Llorente Manchado, D.ª Rosa Navarro Durán, D.ª Soledad Puértolas Villanueva, D. Fernando Rodríguez Lafuente, D. Fernando Sánchez Dragó, D.ª Diana Sorensen, D. Sergio Vila-Sanjuan Robert, presidido por D. José Manuel Blecua Perdices y actuando como secretario D. Román Suárez Blanco, acuerda por mayoría conceder el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2012 al escritor Philip Roth.

La obra narrativa de Philip Roth forma parte de la gran novelística estadounidense, en la tradición de Dos Passos, Scott Fitzgerald, Hemingway, Faulkner, Bellow o Malamud. Personajes, hechos, tramas conforman una compleja visión de la realidad contemporánea que se debate entre la razón y los sentimientos, como el signo de los tiempos y el desasosiego del presente. Posee una calidad literaria que se muestra en una escritura fluida e incisiva.

Declaración de Philip Roth tras la concesión del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2012:

“Estoy encantado de recibir el Premio Príncipe de Asturias y emocionado porque el jurado haya encontrado mi obra merecedora de tal honor.

Es particularmente conmovedor para mí haber recibido la noticia del premio sólo unas semanas después de la muerte de Carlos Fuentes, quien recibió el premio en el año 1994. Carlos fue un querido amigo mío y un colega generoso durante muchas décadas y, por supuesto, uno de los más grandes novelistas en español de nuestra era. Quisiera que estuviese vivo para que pudiera oír su voz melodiosa al otro lado del teléfono dándome la enhorabuena con su cortesía habitual”.

Philip Roth
Nueva York, 6 de junio de 2012

Tomo una copa y voy con los dos perros a la estación a esperar a Philip Roth. Es inconfundible y de lejos lanzo un aullido jubiloso. Joven, acomodaticio, brillante, inteligente, tiene el aire juvenil de quien contempla casi todas las cosas como si generaran un calor insoportable.No es melindroso, pero aparta la cabeza de un plato de carne como si estuviera ardiendo. Se ha divorciado de una chica que me parecía una delicia. “Ni siquiera quiere devolverme los patines de hielo.” La conversación gira hacia el tema sexual -polla y cojones, Genet, Rechy- pero sus observaciones me parecen interesantes, sutiles e ingeniosas.

John Cheever
Diarios, 1963

me matas Philip Roth: plan de relecturas antes de morir.

las vistas de Roth

¿Qué está leyendo?

He acabado Doctor Zhivago, de Boris Pasternak, a quien precisamente le dieron el Nobel pero nunca pudo recibirlo. Hay una serie de libros que quiero releer antes de morirme, y ahora he empezado uno de ellos, los Cuentos de Canterbury, de finales del siglo XIV; yo estudié inglés antiguo en la universidad para poder leer ese libro. Ahora he olvidado lo que aprendí y lo releo en una traducción al inglés moderno, y me estoy dando cuenta de la cantidad de cosas que me perdí por mis defectuosos conocimientos lingüísticos. Me he hecho una lista de autores que voy a releer antes de irme de este mundo, que incluye a Dostoyevski, Faulkner, Turguenev o Conrad.

Leer entrevista completa en Magazine

Cover Stories

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2 más de Roth

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Ilustración por André Carrrilho (30 noviembre, 2005)

El novelista y ensayista estadounidense Philip Roth, mencionado recurrentemente como posible ganador del premio Nobel, tiene preparadas un par de novelas que publicará en los siguientes meses.

En una nota informativa en su página de internet, el diario The New York Times informó hoy que la editorial Houghton Mifflin Harcourt editará las obras.

La primera aparecerá este verano y se titulará «The Humbling«, sobre un actor teatral que envejece y cuya vida, como en muchas novelas de Roth, se ve alterada por un violento deseo sexual.

La otra, programada para ser publicada en 2010, se titulará «Nemesis«, y versará sobre los efectos de una crisis de poliomielitis sucedida en Newark, Nueva Jersey, en 1944.

John Updike (1932-2009)

Sex is like money; only too much is enough. 


John Updike Time

 

Es nuestro gran hombre de letras del siglo XX, fue brillante como novelista, cuentista, crítico literario y ensayista.Es y será para siempre un tesoro nacional, como Nathaniel Hawthorne, que fue su precursor literario en el siglo XIX

Philip Roth

 

Hay que tener en cuenta que Updike escribe rodeado de una floración asombrosa de talentos narrativos: de una parte, los novelistas judíos como Saul Bellow, Bernard Malamud o Philip Roth; de otra, los sureños Carson McCullers, Eudora Welty, Flannery O?Connor o Truman Capote; además estaba en auge la explosión de la literatura escrita por negros (Ralph Ellison y James Baldwin) y los de extracción europea como Bashevis Singer o Nabokov, además de su colega en el New Yorker, J.D. Salinger, o el maravilloso cuentista que era John Cheever. En fin, que destacar entre tantos formidables escritores exigía una capacidad literaria fuera de lo común.

«Una extraña dulzura»  Jose María Guelbenzu en El País


Cuando publicó un libro sobre golf, un crítico aseveró: «Se puede escribir sobre deportes como el baloncesto o el béisbol y hacer que resulte entretenido, pero escribir sobre golf y conseguir que el lector se apasione, es algo que sólo está al alcance de John Updike».

«El azote de la clase media» entrevista de Eduardo Lago a J. Updike en El País


Y cuando recuerdo el hilarante rapapolvos crítico que Foster Wallace lanzaba contra él en un artículo de «Hablemos de langostas», y veo sus muertes tan cercanas, en tantos sentidos, al fin y al cabo vencidos por la enfermedad ambos, pienso en una especie de extraña simetría generacional, como si Updike no estuviera tan lejano de esa posmodernidad desafiante que pretendía pasarle por encima.

Comentario en el blog «El síndrome Chéjov» 

 

Su producción novelística fue la que le situó en un lugar destacado de la literatura estadounidense contemporánea, junto a grandes firmas como Saul Bellow, Philip Roth, Don DeLillo y Kurt Vonnegut, entre otros.

Leer noticia en El País


Updike sería algo así como el Philip Roth cristiano. Además de blanco, hombre y muy aficionado al adulterio, por lo menos en la ficción

Leer noticia en ABC


Empiezo a temer que Roth, otro estadounidense de obra poco influyente, muera también sin el Nobel. Sería otra enorme injusticia.

Leer noticia en El Correo Digital

 

Se fue un escritor muy atractivo, urbano, realista y que formó parte de una brillante generación de autores de la post guerra, como Salinger, Kerouac y Kurt Vonnegut. También fue un gran cuentista

Leer noticia en El Mercurio

 


«El lugar de John Updike en el panteón de las letras americanas está, hoy por hoy, más que asegurado, aunque el autor no nos haya a dado hasta ahora la formidable sorpresa que nos ha venido ofreciendo Philip Roth a lo largo de sus últimos años y libros. En cualquier caso, Updike es el autor de una incuestionable Gran Novela Americana –la tetralogía con coda protagonizada por Harry “Conejo” Amstrong– y a esta altura poco y nada tiene que probarnos.»
Rodrigo Fresán

Philip Roth en LIFE

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[clic en las fotos para ampliarlas]

 

El archivo de TIME y LIFE ahora en Google. Sin noticias de Cheever pero hay 3 de James Agee

 

Y Roth

Francisco Calvo Serraller

Autobiografía

«A quien escribe una autobiografía, en cambio, lo juzgamos desde el punto de vista moral, porque su motivación primordial no es estética, sino ética». Tal es la consideración que le hace su sosia literario, Zuckerman, a Philip Roth (Newark, 1933), cuando éste le remite sus memorias, ahora traducidas al castellano con el título Los hechos. Autobiografía de un novelista (Seix Barral). Estética o ética, el lector de Roth no tiene demasiadas dificultades en identificar lo que cuenta Roth sobre sí mismo en sus novelas o en sus recuerdos, aunque en ninguno de los dos registros se plasme toda la verdad, ese horizonte que, según nos aproximamos, se aleja más de nosotros. La necesidad de escribir sobre su vida real se le produjo a Roth tras superar una peligrosa enfermedad física y sus secuelas depresivas, en parte un poco lo mismo que al británico J. G. Ballard (Shanghai, 1930), al final de cuyo libro Milagros de la vida. Una autobiografía (Mondadori) alega una semejante motivación memorialista. No así el monje estadounidense Thomas Merton (Prades, 1915-Tailandia, 1968), cuyo relato autobiográfico, titulado La montaña de los siete círculos (Edhasa) se publicó originalmente en 1949, cuando contaba sólo 34 años, 11 años después de convertirse al catolicismo y tras 8 de ingresar en la extremadamente rigurosa orden de los trapenses, donde permaneció hasta producirse su prematura muerte accidental.

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El strip-tease literario de Philip Roth

Javier Aparicio Maydeu

Para los muchos lectores en español del autor de Pastoral americana o Elegía, flamante Nobel in pectore (Bellow dixit) y uno de los autores del mainstream que más y mejor ha sabido reflexionar acerca del oficio de novelista y del arte de la ficción, la traducción de Reading Myself and Others (Vintage, Nueva York, 2001, ampliando las primeras ediciones de Jonathan Cape y de Farrar, Straus & Giroux de 1975) es sin duda alguna una gran noticia, por cuanto las entrevistas, artículos y ensayos que contiene el volumen constituyen un mapa certero y detallado de la poética de Roth, de sus ideas literarias y de los procesos y circunstancias de la composición de sus obras más significativas, y asimismo una guía imprescindible para marchar seguro por el fascinante pero abstruso universo del narrador norteamericano, poblado por heterónimos, álter egos con disfraz de narrador y personajes que transitan por distintas novelas enmarañando la madeja de su ficción.

El oficio: un escritor, sus colegas y sus obras (Shop Talk. A Writer and his Collegues and their Work, 2001, cuya traducción en Seix-Barral, de 2003, tuvimos ya ocasión de comentar en estas mismas páginas), aquel volumen en el que el autor de La mancha humana departía sobre narrativa, política y cultura con Primo Levi, Ivan Klíma, Bashevis Singer, Kundera o Edna O’Brien, al tiempo que comentaba textos de Kafka, Bellow y Malamud, se ve ahora complementado por Lecturas de mí mismo, volumen en el que aborda los principales temas de su obra y dispara a bocajarro contra quienes pretenden tergiversar sus principios estéticos o, con mayor frecuencia, se empecinan en leer una y otra vez la mayor parte de su ficción como mera autobiografía

Leer artículo completo en El País

Nuestra pandilla
Roth, Philip
Mondadori

Lecturas de mí mismo
Philip Roth
Mondadori

Saldrán a la venta el 7 de noviembre y lo próximo será:

reseña por Rodrigo Fresán en Radar Libros

John Banville consideró a Indignation “como el mejor libro de Roth desde Las vidas de Zuckerman”

portada por Milton Glaser, (artículo en The New York Times sobre su larga relación) bastante parecida a:

Entrevista a Philip Roth

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«Las pantallas nos han derrotado»

JESÚS RUIZ MANTILLA

El País Semanal 23/03/2008

Le diría que todavía quedan por ahí buenos lectores. Aquí, en EE UU, no.

¿Dónde están? ¿Dónde? Mirando las pantallas de sus ordenadores, las pantallas de televisión, de los cines, de los DVD. Distraídos por formatos más divertidos. Las pantallas nos han derrotado.

Ahí está la competencia, la dura competencia. La de las pantallas. ¿Cómo deben combatir contra eso los escritores? No lo sé. No me lo planteo seriamente. Sólo le puedo decir lo que ha ocurrido: que han ganado la batalla sobre las páginas.

¿Tampoco confía en el tan alabado ?Kindle?, el libro electrónico que acaba de aparecer en Estados Unidos? No lo he visto todavía, sé que anda por ahí, pero dudo que reemplace un artefacto como el libro. La clave no es trasladar libros a pantallas electrónicas. No es eso. No. El problema es que el hábito de la lectura se ha esfumado. Como si para leer necesitáramos una antena y la hubieran cortado. No llega la señal. La concentración, la soledad, la imaginación que requiere el hábito de la lectura. Hemos perdido la guerra. En veinte años, la lectura será un culto.

¿Y los lectores serán una especie de gente rara, de espectros? No, no, tampoco. Será un hobby minoritario. Unos criarán perros y peces tropicales, otros leerán. Como lo que es hoy leer poesía. Existen poetas, se les publica, pero los lectores de poesía son una minoría. Eso ocurrirá.

¿Los escritores tampoco serán esas voces que cualquier sociedad necesita? ¿Perderán pedigrí? Existirán. Pocos se ganarán la vida con ello. Pero no hablo del final de ningún género, como la novela, eso que se habla tanto hoy en día. Hablo de la muerte del lector, algo que en este país ya es un hecho. No sé si en Europa también.

Leer entrevista completa 

+ Philip Roth en El País 

La mancha humana&Los pájaros

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[páginas 195-196]

Piensa mucho en los grajos, que están por todas partes. Se posan en los árboles del bosque no lejos de la habitación donde ella duerme, están en el pasto cuando ella va a abrir el vallado para que entren las vacas, y hoy graznan en todo el campus, por lo que en lugar de pensar en lo que Coleman cree que está pensando, piensa en el grajo al que veía alrededor de la tienda en Seely Falls, cuando, tras el incendio y antes de trasladarse a la granja, tratando de ocultarse para que Garley no la encontrara, alquiló allí una habitación, el grajo que merodeaba por el aparcamiento entre la oficina de correos y la tienda, el grajo del que alguien había cuidado cuidado porque estaba abandonado o porque su madre había muerto.

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[páginas 198-199]

Hay una anécdota preciosa que nunca he olvidado, que me contó cuando era pequeña una amiga de mi madre a quien se la había contado su madre. Unos grajos eran tan listos que habían descubierto la manera de abrir nueces llevándolas a la carretera. Estaban atentos al cambio de luces en el semáforo, sabían cuándo arrancarían los coches (eran tan inteligentes que sabían lo que pasaba con las luces) y colocaban las nueces delante de los neumáticos, para que partieran las nueces en cuento cambiara la luz y se pusieran en marcha.

 

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[página 200]

Es cierto que tienen un comportamiento extraño, como todo lo demás. Los he visto en árboles, todos juntos, charlando, y era evidente que tramaban algo, pero nunca sabré qué es. Parece como si llegaran a algún acuerdo importante, pero no tengo la menor idea de si ellos mismos saben de qué se trata. Podría ser algo tan carente de sentido como todo lo demás. Pero apostaría a que no lo es,  y que tiene mucho más sentido que cualquiera de nuestros puñeteros asuntos aquí abajo. ¿O no es así? ¿Acaso ese comportamiento significa algo pero no es nada? Tal vez no sea más que un gin genético. Imagínate si los grajos estuvieran al frente de todo.

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cartel polaco de Los pájaros

[páginas 200-201]

Puede que haya sido uno de ellos, puede que no. Estoy segura de que a veces creo que ya soy uno de ellos. Sí, desde hace meses creo eso en ocasiones. ¿Por qué no? Hay hombres que están encerrados en cuerpos de mujer y mujeres encerradas en cuerpos masculinos, así que no hay razón para que un grajo no esté encerrado en este cuerpo. Sí, ¿y dónde está el cirujano que hará lo que hay que hacer para liberarme? ¿Dónde me harán la operación que me permitirá ser lo que soy? ¿Con quién he de hablar? ¿Adónde voy y qué hago y cómo coño salgo?

«Soy un grajo. Lo sé. ¡Lo sé!»

 

La mancha humana
Philip Roth
Alfaguara

 Los pájaros
Alfred Hitchcock
1963